¿Prefieres callar y no decirle al jefe lo que consideras una injusticia? ¿Te muerdes la lengua antes de explicarle a tu amiga qué opinas por miedo a herirla? ¿Te reservas tus pensamientos y haces cualquier cosa antes de entrar en confrontación con tus padres? ¿Optas por no contarle a tu pareja cómo te ha sentado lo que ha hecho para así evitar una discusión? Si todas las anteriores preguntas las respondes con un sí, entonces eres de los/las que crees en aquello de “La mejor palabra es la que queda por decir” a pesar de que esta frase sea otro de los “malos consejos” que esconde el refranero popular ¿Expresar o guardar? ¿Qué hacer frente a la comunicación?

En primer lugar debes saber que cuando de manera habitual no expresas verbalmente aquello que piensas, sientes o intuyes puedes llegar a provocarte lo que en medicina holística denominamos un bloqueo energético que, a su vez, puede llegar a ser la causa de enfermedades emocionales y físicas.

Los impactos emocionales negativos (conflictos, disgustos, rabia…) deben exteriorizarse, deben transformarse, fluir bien sea llorando, gritando o simplemente hablando. En caso contrario, cuando la persona se traga ese impacto y se queda acumulado porque no ha podido transformarse, entonces se forma el bloqueo y a partir de ese momento, la energía generada por ese impacto emocional negativo no procesado, empieza a convertirse en materia al cabo de unas cuatro horas, obstruyendo el meridiano por donde debería circular libremente y sin obstáculos la energía de la persona.

Existen diversos tipos de bloqueos pero, en particular, la suma de muchos pensamientos y sentimientos guardados, tragados y no expresados suele provocar un bloqueo de comunicación que en la mayoría de los casos se sitúa en la zona del cuello.

A nivel físico, un bloqueo en la comunicación, al situarse en la zona del cuello, afecta al sistema inmunológico y al sistema endocrino (glándulas tiroides y timo), además de conllevar problemas hormonales y en las cuerdas vocales. En el plano emocional, los bloqueos de comunicación íntima –formados durante la infancia, en casa o en la escuela– harán que la persona adulta no pueda expresar de manera fluida sus sentimientos. Los bloqueos de comunicación social, por su parte, causan inseguridad y falta de autoestima, etc.

Pero el problema no se queda ahí sino que la energía atrapada dentro de ese bloqueo –por no haber liberado un impacto negativo– también sube al plano mental y provoca los llamados bloqueos cerebrales, formados en los lóbulos parietales, a ambos lados de la cabeza. Estos bloqueos derivados pueden producir pensamientos circulares y obsesivos, dispersión, pensamientos encadenados que impiden que la persona focalice la atención, puede llegar hasta el nivel de trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y, por supuesto, también suele correlacionarse con el insomnio. A nivel físico, los bloqueos cerebrales producen además dolores de cabeza, migrañas y vértigos.

Finalmente, debes saber que una parte de la energía de cualquier bloqueo producido por “tragarse” aquello que deberías dejar salir, también va a parar al plexo, entre los pulmones, causando trastornos respiratorios (como el asma), problemas circulatorios (como varices) y de piel (como soriasis, piel atópica, alergias…). Y en el terreno emocional provoca alteraciones en el sistema nervioso (estrés, ansiedad, angustia…).

A partir de este punto ¿Qué podemos hacer? Pues quizás lo más sencillo sería empezar por preguntarte directamente ¿Estoy bloqueado/a? Y una forma muy simple de responder a esta pregunta es prestar atención a cómo está funcionando el global de tu vida. Si por ejemplo, te encuentras mal sin motivo aparente, si te sientes triste, si padeces nerviosismo o si siempre echas la culpa a los demás, ya puedes empezar a plantearte que hay algún aspecto de tu vida que debes desbloquear porque la energía no fluye.

¿Es así? ¿Has detectado algún posible bloqueo?… ¿Preocupado/a entonces? Pues no deberías, ya que normalmente los bloqueos son fáciles de eliminar aplicando un conjunto sencillo y dirigido de terapias y, una vez liberados estos bloqueos, habrás tomado consciencia, y siempre verbalizarás tus sentimientos y exteriorizarás los disgustos, la rabia y los conflictos sin herir a los demás… ¡Y vivirás mejor!

Griselda Vidiella
Photo: Talk by matusfi on Flickr under Attribution-ShareAlike License 5

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